DangerGirl

Recordé aquellas épocas de oscuridad. Recordé que me encantaba deprimirme, escuchar The Beatles y escribir extensamente.
Recordé también que junto a un té venían frases en busca de un papel, que ansiaban ser expuestas públicamente.
Recordé que antes era otra cosa. Que lloraba. Que buscaba estar tranquila y sola para poder derrocar las paredes de mi cuarto con mis llantos reprimidos.
Y el rojo de mis uñas se transformaba en un profundo rojo carmesí, sangraba mi cuerpo...sangraban mis ojos, ya las lágrimas se habían terminado.
Mi habitación, única compañera de momentos, mi habitación. Se encontraba completamente a oscuras, ni un rayito de luz se veía. Todo era oscuro, negro, turbio. Todo era tristemente feo.
Y con los años aprendí que no me hacían bien todas estas cosas.
Abrí ventanas, prendí saumerios, limpié mi cuarto, acomodé estantes. Me acomodé.
Comencé a teñir mis días de luz, sin nada de oscuridad. Con sabanas blancas y canciones alegres.
Aprendí a cerca de las buenas vibras que tanto menciono cuando les firmo a ustedes.
Aprendí a que yo no debía sentirme deprimida, que eso me hacia completamente mal.
Y que era absurdo querer llorar más y más en vez de salir a la vida con ganas de reír y de sentir sensaciones nuevas.
Lo necesitaba, este aire de recuerdos. Para no volver a ser lo que era antes. Para recordarme a mi misma que se puede seguir siempre.
Ahora estoy perfecta. Me siento bien. Llena de colores que decoran mi alma y le dan vida a mi cuerpo.
Me siento feliz.






Adiós

Sophie

buenas vibras!