martes, 6 de abril de 2010


Yo salía a caminar para despejar mi mente y quizás de un modo absurdo, también lo hacía para despegar mis zapatillas de la tierra por un rato.

Caminaba sin cesar. Sólo sentía como la suave brisa del viento golpeaba despacito mi pelo. Sólo veía el sol, allá a los lejos, escondido entre las verdes hojas de los árboles. Y yo despegaba, como cada tarde, hacia algún lugar distinto. Imaginaba un mundo ideal, un mundo de sueños perdidos y que quería cumplir. Mientras caminaba despegaba mis pies aferrados a la cotidianidad de la realidad. Ya era un calco de Platón modernizado.

Los años me han cambiado. Pues no consigo salir de la realidad, he perdido el don de soñar y la capacidad de imaginar. Me he convertido en un ente depresivo. Soy una roca una pared, un hielo. Me he vuelto la persona más dura, fría y calculadora del mundo entero. No sé el porqué, no se tampoco el para qué. Solo se que he cambiado y que no me siento bien.

Sólo camino rodeando la oficina, cuando estoy nerviosa. Y mientras camino en un pequeño espacio, observo las hojas y hojas apiladas sobre el escritorio. Los trabajos que me faltan. Aquellos que dan dinero y el dinero es lo que hoy me interesa. He formado una familia, con un buen esposo y dos hijos maravillosos. Pero me falta algo y creo que es eso que tenia cuando no tenía plata. Cuando luchaba por cada cosa que quería. Cuando algo que quizás hoy tengo, antes requería de mucho esfuerzo. Cuando quizás, antes me sentía más útil de lo que soy ahora. He perdido mis hábitos, saber ahorrar, saber valorar. He perdido esa capacidad de volar por otros lados y sentir ese hermoso placer que solo te regala la libertad.

No es que mi mundo hoy sea una desgracia, porque sé que he llegado hasta aquí por mi propio esmero. Pero para avanzar y llegar a donde estoy, también perdí muchas cosas. Y tuve que arriesgarme. Y se me ha desgarrado el corazón varias veces cuando tuve que dejar ciertas cosas, ciertos sueños en el camino. Miro hacia atrás y no me arrepiento, más allá del sufrir, he vivido muchos momentos felices gracias a eso. Pero siento que mi esencia se esta opacando, se esta estrechando, se está oxidando. Mi esencia, esa de alma voladora, de sueños y de cuentos, se me está escurriendo del cuerpo como si fuese arena. Y no quiero, eso es lo que no quiero.

Saldré a caminar por ahí. Ver si veo el sol como antes e imagino nuevos mundos.

Quiero sentir la brisa en mi rostro, ver como el otoño arranca las marrones hojas de los árboles. Y sentirme libre, sentirme fresca, audaz. Encontrar mi esencia para no dejarla ir nunca más.










Un texto al que le tengo miedo. Espero que no me pase nunca. SOlo invente una historia pensando en algun futuro. Pero, desde ya, ruego a Dios que no sea así (=
Y no es la esencia lo que se me borraria en todo caso, seria otra cosa y no sé muy bien como expresarlo. En fin, espero que les guste.


Adiós

Buenas vibras gente!!

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